Historia de la copa menstrual

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Aunque existían copas menstruales rudimentarias circulando desde el año 1867, la copa menstrual se comenzó a producir industrialmente desde la década de 1930, si bien la primera patente fue en 1932, la de L. J. Goddard. Luego, otra copa menstrual fue patentada por Leona Chalmers en los Estados Unidos, con el nombre Tass-ette y fabricada en cauchovulcanizado. Hubo otras patentes en 1935, 1937 y 1950 pero solo tuvieron éxito en la década de los años 1930.

En 1950, poco después del final de la Segunda Guerra Mundial, las copas se volvieron a fabricar en los Estados Unidos, lo que se interrumpió en 1963, por falta de rentabilidad y la escasez de látex.Por otro lado, algunas mujeres opinaban que era demasiado grande, rígida y pesada, además de la aversión cultural de la manipulación de los genitales, el flujo menstrual y las secreciones vaginales.
En 1987,se comenzó a fabricar en los Estados Unidos la copa llamada The Keeper, de látex, en dos tamaños, con el pequeño siendo para las mujeres más jóvenes y sin hijos. Poco a poco, se ha vuelto más popular, gracias a los mejores diseños, su resistencia y a su carácter reutilizable, lo que permite un gran ahorro económico a lo largo de los años; además, su antecesora, la copa Tassaway, había recibido buenas críticas de los médicos, que la consideraban muy segura, inocua y capaz de reducir la incidencia de infecciones genitales comúnmente asociadas al uso de absorbentes sanitarios (tanto desechable como reutilizable) y los tampones.

La copa menstrual The Keeper, de látex, sigue en venta hoy en día.
En los últimos años, las copas menstruales se han hecho de materiales alternativos, por ejemplo la silicona médica, debido a las posibilidades de alergia generadas por el uso del látex. Existen muchas fábricas de estas copas, lo que permite una mayor libertad de elección de modelos, formatos, colores y precios.

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Ventajas de la copa menstrual

La copa menstrual tiene las siguientes ventajas:

• Economía: el costo inicial es mayor que los absorbentes desechables pero es un solo gasto y se recupera la inversión a los pocos meses, ya que la duración con los cuidados adecuados puede ser más de diez años.
• Evita infecciones: la silicona es inerte, de forma similar al cristal, y no es adecuada para que los gérmenes se acumulen en ella. No se han relatado casos de síndrome del shock tóxico, como ha sido el caso de los tampones.
• Comodidad: se la puede tener puesta durante toda la noche. Se puede utilizar durante toda la menstruación independientemente de lo copiosa que sea e incluso en cualquier momento del ciclo simplemente para acostumbrarse a llevarla.
• Seguridad: permite hacer cualquier tipo de ejercicio, como nadar, montar caballos, alzar pesas, correr y bailar. Mojarse en la lluvia, un río o el sudor no es ningún problema.
• Ambiente: genera menos desechos que contaminan el ambiente. También, permite devolver la sangre a la tierra como fertilizante para las plantas. (Por higiene, se puede depositarla en un pequeño hoyo y luego taparlo.)
• Accesibilidad: es muy fácil de comprar por internet.
• Duración: hasta más de diez años.
• Conocimiento: Quien la utilice debe aprender algo nuevo y conocer en más detalle su propia anatomía.
• Preparación: una vez que quien la utilice tiene su copa y sabe cómo usarla, está listo para manejar su menstruación durante 10 años, lo que es sumamente importante en comunidades aisladas.